Nace en Praga en 1894. Es ecuatoriano por naturalización desde 1950, fallece en Quito en 1979.

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Reconoce que lo singular del paisaje y de la arquitectura del Ecuador otorgan al país un alto potencial turístico.

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Su personalidad abierta a los cambios permitió que encuentre formas y procesos de adaptar materiales y técnicas locales a las propuestas de la arquitectura moderna.

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Con un lenguaje arquitectónico versátil, se amolda a las exigencias de una cultura distinta y lejana a la suya.

 

Defiende que la arquitectura y el arte vinculan la realidad y la utopía abriendo nuevas posibilidades de existencia.

 

La experiencia migratoria reafirma su vocación por el sincretismo y el respeto al otro.